Hace algunos días la gente me ha preguntado, más que de costumbre, ¿por qué hacerse tatuajes? y más importante aún ¿por qué en lugares tan visibles como el brazo?...La respuesta es realmente simple: porque quiero y puedo.
Pero hay cosas aún más profundas que existen en el porqué de un tatuaje. Recordemos que un tatuaje es pigmentar la piel, una de sus capaz internas, por medio de la inserción de tinta con agujas que trabajan a grandes velocidades. Tatuarse, también, implica en mi caso el crear un memorial físico de los sucesos que en mi vida han acontecido, son un recordatorio viviente (mi piel está viva) de las cosas que han pasado en mi vida.
Unas me recuerdan cosas felices, otras errores de mi vida, otras cosas que no deben volver a suceder en mi vida. En fin, que son un álbum palpitante y viviente en el cual, como en un canvas viviente, voy plasmando la historia de mi vida, de mi corazón y mi pensamiento.
Ahora, por qué en un lugar tan visible?...simple y sencillamente son parte de mi, son parte de mi ser y no tiene por qué ir escondidos (excepto los que legalmente no debo mostrar por reglas civiles) los demás están ahí, siempre al sol, siempre al aire, siempre a la vista, siempre conmigo.
Si nos cortamos el cabello, lo pintamos, las mujeres se maquillan, qué tiene de diferente el tatuaje?, que es permanente y siempre estará ahí, de ahí su atractivo, no soy una persona temporal en ningún lado, soy permanente, dejo mi huella, dejo la estela de mi presencia aunque mi cuerpo no se encuentre más ahí.
Si un día sienten con ganas de tatuarse, piénsenlo, medítenlo y háganlo.